Hoy toca conformarse con pasear por la
ciudad sola, sin una golondrina que cante al amanecer, hasta que sea capaz de tomar una reflexión con hielo y anís conmigo misma, y entonces caerán del cielo las compañías. En fin, camino de la mano de mis
pensamientos, los mismos que una vez me pusieron la zancadilla. Pero no seamos dramáticos, ya no me la pondrán más. Y quien
sabe, quizás después de este largo periodo de introspección, de conocerme a mi misma y caerme de puta madre, después de vivir el despertar de la consciencia, ahora sí caiga la breva, en todos los sentidos.
Muchas gracias por leerme,
no dejeis de sonreir bajo ningún concepto ^^
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